¿Por qué hacer networking da cringe? Cada generación tiene una mirada distinta sobre cómo se construyen vínculos sostenibles en el mundo laboral, pero los más jóvenes suelen sentirse especialmente intimidados a la hora de iniciar una red de contactos que, a mediano o largo plazo, puede influir en su desarrollo profesional y abrir nuevas oportunidades.
En el último encuentro del año de IDEA Joven, dos referentes en networking —Sofía Quilici y Gabriela Terminielli, fundadoras de Coffee Net— compartieron recomendaciones clave para comenzar a entrenar esta habilidad social indispensable en cualquier etapa de la carrera profesional. A continuación, un resumen de los principales puntos:
Contacto vs. vínculo
Una de las confusiones más habituales es pensar que networking es simplemente acumular contactos. Lo esencial es construir vínculos sostenibles en el tiempo. Un vínculo no es solo tener un número de teléfono: es que esa persona responda cuando se la llama.
“El networking es fundamental para el desarrollo profesional, pero no se trata de ir a un evento a cambiar la tarjeta o el QR ni de venderse. Es una habilidad que requiere práctica y, con el tiempo, se incorpora. No pasen una semana sin hacer networking”, señaló Terminielli.

Tres formas de conectar
En el mundo laboral aparecen distintos perfiles:
- Givers: los que dan sin especular.
- Takers: quienes solo buscan beneficios propios y desaparecen después.
- Matchers: los que dan esperando algo a cambio.
Según Quilici y Terminielli, los givers son quienes obtienen mejores resultados en networking: son generosos, ayudan y comparten su conocimiento.
Salir a la jungla
¿Quién aprende más: el tigre del zoológico o el tigre de la selva? El de la selva, que debe salir a buscar su alimento todos los días. En el mundo laboral, trabajar dentro de una gran empresa puede ser como estar en el zoológico, pero justamente ese es el momento ideal para comenzar a construir redes que serán valiosas cuando ese entorno deje de estar.
Moverse fuera de la tribu
La “tribu” es la zona segura: colegas de la misma industria que comparten lenguaje y experiencias. Aunque es un espacio fundamental, el desarrollo profesional más transformador suele aparecer del intercambio con otras tribus.

Tipos de lazos
Las especialistas distinguen tres tipos de lazos:
- Fuertes: relaciones cotidianas con intereses comunes.
- Débiles: contactos que se ven poco y se diluyen.
- Latentes: vínculos no cotidianos, pero con alto potencial y que requieren activación frecuente. Estos últimos son los que más conviene cuidar.
La “charla fácil”
Llegar a un evento sin información previa es desperdiciar una oportunidad. Identificar a quiénes se podrá encontrar y preparar una estrategia es clave. La “charla fácil” —una frase o tema que abre la conversación— permite iniciar el vínculo sin invadir ni forzar.
Tu propuesta de valor
Presentarse solo con un cargo no alcanza. Es fundamental transmitir qué sabemos hacer y qué aportamos más allá de la posición actual: esa es la propuesta de valor que hace que otros quieran mantenernos en su radar.

Los superconectores
Son personas con redes especialmente amplias por su profesión o pertenencia a ciertas comunidades (como periodistas o políticos). Construir un vínculo, aunque sea débil al principio, puede derivar con el tiempo en un lazo latente y luego en uno fuerte.
La ventaja de los introvertidos
Contrario a lo que suele creerse, los introvertidos tienen una fortaleza clave: saben escuchar y se toman unos segundos antes de hablar, lo que suele generar conversaciones más profundas y memorables.