Por Germán Cairo, coordinador de Programas In Company de la EDN de IDEA
En momentos de cambio, cuando el entorno desafía nuestras certezas y exige nuevas respuestas, las empresas suelen revisar sus prioridades. Es habitual que se busque eficiencia, se ajusten presupuestos y se posterguen ciertas iniciativas. En ese proceso, suele ocurrir que la capacitación y el desarrollo organizacional queden en segundo plano o como iniciativas que pueden reprogramarse.
Desde la Escuela de Negocios de IDEA acompañamos a organizaciones que buscan reconocer al talento y que apuestan por la cultura y la capacidad de aprendizaje como activos estratégicos. Aun en contextos desafiantes, las empresas pueden fortalecer a sus equipos, revisar sus modelos de trabajo y abrir espacios de reflexión que facilitan una adaptación inteligente.
¿Por qué se recorta en capacitación y desarrollo?
Las iniciativas cuyo retorno no es inmediato pueden ser percibidas como postergables. Sin embargo, cuando hablamos de capacitación es importante contemplar el valor que tienen para sostener la capacidad de respuesta futura.

Además, muchas veces se asocia la capacitación y el desarrollo con grandes programas o inversiones complejas, cuando en realidad pueden tomar formas diversas: talleres internos, espacios de conversación, mentorías, rediseño de procesos, proyectos colaborativos. Más que un gasto, la capacitación y el desarrollo pueden ser vistos como una inversión en capacidades que consolidan y proyectan el negocio.
El valor de invertir en estos momentos:
- Fortalece la cultura organizacional: En tiempos de cambio, las personas necesitan claridad, sentido y dirección. La capacitación y el desarrollo ayudan a sostener el compromiso y a alinear esfuerzos.
- Mejora la toma de decisiones: Equipos más preparados pueden analizar mejor los escenarios, anticiparse y actuar con mayor criterio.
- Impulsa la innovación: Los cambios abren la puerta a nuevas ideas. Las organizaciones que invierten en pensar distinto tienen más chances de encontrar oportunidades.
- Aumenta la resiliencia: Aprender y desarrollarse permite adaptarse con mayor rapidez y flexibilidad.
- Construye ventaja competitiva: Mientras otros se retraen, quienes apuestan por el desarrollo pueden posicionarse mejor para el futuro.
Una mirada estratégica
Desde IDEA, promovemos una visión del desarrollo como motor de transformación. No se trata de hacer más, sino de hacer mejor. De identificar qué capacidades necesitamos fortalecer, qué conversaciones debemos habilitar y qué aprendizajes pueden ayudarnos a construir organizaciones más humanas, ágiles y sostenibles.
Los momentos de cambio no son solo desafíos: también son oportunidades para revisar, repensar y evolucionar. Y la capacitación y el desarrollo, lejos de ser un lujo, son herramientas clave para hacerlo con inteligencia y propósito.