
La industria del conocimiento
La visión superadora que conjuga lo mejor de los dos mundos, el virtual y el humano. La tecnología al servicio de que la humanidad dé un paso adelante en materia de inteligencia y pensamiento.
Un robot trabaja 24 por 7. No se cansa, no se aburre, no se distrae. No necesita reservar tiempo para bañarse o cortarse el pelo, ausentarse para ir al médico o atender a un familiar. No discute, no tiene su propia perspectiva: simplemente resuelve la tarea para la que fue programado con un nivel de eficiencia contra la cual ningún ser humano ni siquiera podría competir.
Esta es la raíz del discreto recelo con el que muchas veces observamos el desarrollo de la tecnología y el conocimiento, génesis de miles de distopías icónicas basadas en el temor natural de que las máquinas nos reemplacen. Si bien la digitalización de los procesos produjo en varios países del mundo exactamente lo opuesto, una maximización de la producción y un crecimiento a escala del trabajo, la ecuación está muy lejos de ser así de sencilla.
En un país que está transitando la transformación de su modelo político, social y económico, hablar del futuro del empleo es prácticamente una obligación. Las empresas tienen un rol central en esta conversación: es necesario que abordemos el tema desde un enfoque integral. Está claro que no todas las pelotas están de nuestro lado, pero contemplar todas las variables que entran en juego y acercar posiciones es un buen inicio para desentramar la maraña de factores que inciden en uno de los elementos decisivos en materia de producción.
Con la vista puesta en el horizonte, los desafíos que tenemos que sortear para estar a la altura de las circunstancias a menudo parecen incontables y hasta incluso inimaginables. Porque ¿de qué hablamos cuando nos referimos al trabajo del futuro?

En el último Encuentro Anual de la Red de Profesionales de Capital Humano de IDEA, los asistentes pudieron experimentar con las tecnologías más avanzadas.
Con el objetivo de realizar un abordaje práctico y concreto sobre lo que viene y lo que ya cambió, sin fantasmas ni irrealidades, desde IDEA organizamos un panel para el Evento Anual de Management que va a nuclear a cuatro personalidades de distintas áreas y con impacto a nivel nacional.
Sergio Kaufman, Director de IDEA y Presidente de Accenture para Sudamérica Hispana; María Amelia Videla, Directora de Sostenibilidad y Asuntos Públicos de ManpowerGroup Argentina; Miguel Ángel Ponte, Secretario de Empleo de La Nación; y María Cortelezzi, Directora Nacional de Evaluación de la Calidad y Equidad Educativa del Ministerio de Educación de Argentina, van a ser los expositores encargados de evaluar el panorama y proponer algunas líneas de acción de cara a lo que viene.

Los momentos de incertidumbre suelen llevarnos inconscientemente a los caminos conocidos, a las fórmulas estipuladas, a pesar de que el desarrollo de las transformaciones en la historia nos ha enseñado que tener la valentía de hacer justamente lo contrario vale la pena. Siempre, quienes lideraron el rumbo fueron aquellos que, ante la recurrencia de una situación, tuvieron la capacidad de impulsar una instancia superadora. Innovar, ser creativo y salirse del cuadrado son claves para proyectar un futuro distinto.
En este sentido, Kaufman es un ejemplo. Tiene una perspectiva distinta y una propuesta potente a la que vale la pena prestarle atención. La empresa que conduce es una de las principales creadoras de empleo a escala nacional, y hoy tiene el ojo puesto en tecnologías disruptivas como inteligencia artificial, blockchain y ciberseguridad. Para él, la tecnología no genera desempleo, y esta visión, a contracara de todos los antiguos cuentos de terror, se asienta en el paradigma de la economía del conocimiento, que afecta a todas las industrias en la Argentina y que podría ser la llave de la competitividad.

Las últimas novedades en materia de tecnologías disruptivas como inteligencia artificial, blockchain y ciberseguridad fueron abordadas en la jornada que organizó IDEA junto al Massachusetts Institute of Technology (MIT) el pasado mayo.
En el tablero internacional, en cuya división nos ha tocado ser, en el mejor de los casos, granero del mundo, las reglas cambiaron, mucho y muy rápido, sobretodo, en los últimos años, en los cuales apareció una nueva oportunidad: un nuevo jugador con características muy especiales. Juega en todas las posiciones, y además, puede jugar para cualquiera. No está a la venta, no depende de las potencias económicas, sino de algo de otro orden: del capital humano.
De eso habla Kaufman cuando fundamenta el potencial que tiene Argentina para liderar una revolución digital en el mundo de los negocios, del carácter naturalmente democrático del conocimiento en términos de sociedades y de la posibilidad de producir potenciales valores de uso de proyección internacional en el país sin limitar nuestra oferta a un esquema estructuralista de periferia eminentemente agrícola.
El hombre que lidera los destinos de las filiales de Accenture para la Argentina y la región de Sudamérica hispana desde hace cinco años está convencido de dos cosas. Primero, que la inteligencia artificial es una tecnología que no sólo va a cambiar nuestra vida, sino también partes de la sociedad. Y segundo, que invertir en las personas tiene una virtud enorme: la máquina se desgasta con el tiempo, mientras que el capital humano cada año vale más.

En pleno proceso de cambio y transformación, las empresas tenemos que ser parte de la conversación en torno al futuro del trabajo.
Con estas dos certezas en mente, lejos de que la apuesta por la tecnología vaya en detrimento de los talentos, la industria del conocimiento aparece como la visión superadora que conjuga lo mejor de los dos mundos, el virtual y el humano. Porque si bien hasta ahora la ciencia se ocupaba de mejorar comparativamente nuestra fuerza muscular o habilidad, ahora va más allá y se mete con nuestra cabeza, y si el ecosistema de los negocios se revolucionó cuando logramos dar un paso más allá en materia física, lo que pueda llegar a suceder cuando logremos hacer lo mismo en materia de pensamiento, no tiene límites.
En este sentido, las posibilidades de jugar en primera están sujetas a nuestro grado de destreza, experiencia y formación. Sembrar y nutrir conocimientos y habilidades en nuestros talentos para que puedan desarrollar y cumplir con los objetivos establecidos podrá requerir su tiempo, pero no hay dudas de que en ellos está la clave del trabajo del futuro: son los únicos capaces de crear aquello que todavía ni siquiera podemos imaginar.

Si te interesa el tema y querés saber más, el 27 y 28 de noviembre te esperamos en la Usina del Arte para hablar sobre “La transformación de las organizaciones y de las personas”. Acercate y sé protagonista de la conversación, para saber a dónde estamos y definir a dónde vamos.

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