51º COLOQUIO ANUAL DE IDEA / Jueves 15 de octubre de 2015
Jorge Colina
Recomiendan que escuelas se vayan convirtiendo en “semilleros de las empresas”

Las escuelas en la Argentina se deben ir convirtiendo en “semilleros de las empresas”, para lo cual “hay que darle a los jóvenes distintos caminos para entrar al mundo laboral, como lo están haciendo países como Corea del Sur, Alemania, Holanda, Austria y otros, sostuvo hoy el economista de IDESA Jorge Colina, en el marco del 51 Coloquio Anual de IDEA.

Colina destacó el caso de Corea del Sur, que en 25 años logró que el 100 % de los estudiantes termine la secundaria.

“En Corea hay una línea de estudios que es la general y se preparan para la universidad, y otra para que se incorporen al mercado de trabajo. En 1965 Corea del Sur estaba como la Argentina ahora, con el 70% de los chicos pasando del tercer cuarto año, y en 1990 lograron que el 100 % termine la secundaria”, destacó el director de IDESA.

En cuanto a los chicos que se gradúan en la secundaria, destacó que en Corea en 1965 eran el 32% mientras que en el 2000 ya eran el 68%. Al hablar en el panel “El empleo en la Argentina de hoy”, Colina recomendó “darles a los jóvenes distintos caminos para entrar al mundo laboral” y puso como ejemplo que “los países que más utilizan este sistema son Dinamarca, Holanda, Alemania, Austria Bélgica, España, donde se preparan para entrar al mercado laboral”.

Explicó que entre los 15 y los 25 años hay una tasa de desempleo del 10% en algunos de estos países –donde los estudiantes hacen muchas prácticas en empresas-, mientras en la Argentina llega al 30%.

Por ello, Colina sugirió “abrir modalidades dentro de la educación formal y articular el trabajo entre escuelas y empresas”.

Si bien recordó que en la Argentina hay casos como los de Techint, Volkswagen y clases prácticas en empresas de salud, Colina sostuvo que hace falta un plan educativo de fondo en ese sentido.

“El presente es negro pero el futuro puede ser muy brillante. Para eso hace falta que escuelas y empresas trabajen juntas”, señaló el especialista.

Sobre el avance de la tecnología sobre el mundo laboral, Colina consideró que la “clave no pasa por competir contra la robotización sino sumarse a ella”.

“Acá sale el tema de las nuevas especialidades, habría que estudiar carreras de aplicación científica, y también las inteligencias creativas, usando la tecnología”, señaló, y destacó la necesidad de contar con “capacidad de intervención, liderazgo y sentido de la oportunidad, entre otras cualidades”.

Dijo que a partir del avance de la tecnología “los empleos que se van a perder son servicios y ventas, entre otros, pero se ganarán en otros sectores”.

Explicó que en los Estados Unidos “en muchos supermercados no hay cajeros, pero sí suman otros servicios, la robotización no eliminará todos los mercados, sino cambiará el perfil de la empleabilidad”.

Colina dijo que es necesario comenzar a educar a los jóvenes “para la robotización”.

Señaló que uno de los problemas que afecta a la Argentina son los niveles educativos de la gente, ya que entre 25 y 65 años la mitad tiene bajo nivel de educación, porque no terminó la secundaria”.

También marcó que otro problema es el abandono y señaló que mientras en el 2008 800 mil chicos empezaban la secundaria, ya en el 2010 150 mil habían abandonado, y en general un 62% no la termina a tiempo, según datos del INDEC.

Sostuvo que mientras en el sector privado el 68% de los chicos termina la secundaria, en las públicas sólo llega al 31%.

“En el 2000 los estudiantes argentinos tenían uno de los mejores desempeños en América Latina y ahora están sextos, porque fueron superados por los de Chile, Uruguay y México”, indicó.

Colina sugirió que la educación vaya hacia “un sistema analítico, a desarrollar las tecnicaturas, como alternativa a la universidad”.

“La escuela debe preparar a los chicos para las habilidades analíticas, en Corea y Europa abren las modalidades de educación para el empleo, donde pueden elegir las vocaciones, para ir directamente al mercado de trabajo”, ejemplificó Colina.